Diciembre de 2025 | Historias que sanan desde la Unidad de Protección Animal
En la Unidad de Protección Animal hay historias que conmueven, que reparan y que recuerdan que el amor siempre encuentra un camino. Una de ellas es la de Lila, una perrita ciega que hoy representa la fuerza de la adopción, la compasión y los nuevos comienzos. Su historia anticipó la Navidad para una familia y dejó un mensaje claro: adoptar salva vidas.
Un encuentro que dejó huella
La vida de Lila dio un giro en julio, durante una jornada de adopción. Ese día, Yonathan Chica, bombero de profesión, se acercó a conocerla. La acarició y sintió una conexión inmediata. Aunque Lila no puede ver, parecía “mirar con el alma”. Fue un momento profundo y emotivo, pero en ese instante no fue posible llevarla a casa. Yonathan se fue, aunque Lila no se fue de su pensamiento.
El reencuentro y la decisión
Dos meses después, el destino ofreció una segunda oportunidad. Yonathan regresó y Lila seguía allí: tranquila, noble, esperando. Esta vez no hubo dudas. Junto a Mónica Vergara, decidió abrirle las puertas de su hogar y convertirla en parte de la familia. La adopción se selló con la convicción de que el amor también se construye con paciencia y compromiso.
Un nombre que marcó un nuevo comienzo
El nombre llegó como llegan las certezas. Entre varias opciones, dijeron “Lila” y ella reaccionó suavemente, como si reconociera ese sonido como propio. Desde entonces, el nombre no solo la identifica: la abraza. Fue el inicio de una vida distinta.
Un hogar lleno de luz
Aunque sus ojos no pudieron salvarse, el mundo de Lila se iluminó. Desde octubre vive en un hogar donde convive con otros perros de rescate que la recibieron con paciencia y ternura. Hoy reconoce voces, sigue olores, se guía entre caricias y, sobre todo, se siente segura. Para su familia, Lila es el mejor regalo de Navidad: uno envuelto en nobleza, gratitud y alegría.
Cuando la adopción transforma dos historias
Lila transformó su historia y también la de quienes la adoptaron. Les recordó que la discapacidad no limita la capacidad de amar, que la vida merece ser defendida y que adoptar no solo cambia la realidad de un animal, también transforma corazones.
Como ella, muchos peluditos aún esperan en la UPA una oportunidad. Perros y gatos que sueñan con un hogar, con compañía, con una caricia constante y con alguien que les diga: “ya estás a salvo”.
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